NOTAS

La cara oculta de la luna
CORDOMA, una novela de Martín Macedo
Por Dr. Antonio Turnes - alturnes@adinet.com.uy

Martín Macedo es un joven criado en Maldonado, hijo de padres médicos, que se graduó en Uruguay como abogado y realizó algunas defensas destacadas de ciudadanos pobres, en hechos que trascendieron a los titulares de la prensa.
Creciendo y educándose en ese lugar del país que es una frontera marítima y exterior, fue acompañando su vida con los diversos elementos que la zona y las facilidades para los jóvenes de clase media eran posibles.
Entró luego en la afición al surf y con su tabla a cuestas dio la vuelta al globo buscando las mejores olas, estuvieran donde estuvieran: en el Pacífico, en Centro América, o en el Sudeste asiático. Así conoció en Bali (Indonesia) una novia con la que luego iniciaría un hogar y tendría dos niñas. Su novia era holandesa; su familia vivía allá.
En algún momento hace cuatro años, una molestia y dolor lo llevan a consultar a un destacado profesor en su país, quien le opera y diagnostican cordoma , un tumor raro derivado de restos embriológicos de la notocorda , una estructura que guía el desarrollo en el feto de la columna vertebral. Extraído el tumor, del tamaño de una pelota de tenis, transcurre cierto tiempo, hasta que comienzan las complicaciones y la búsqueda en el exterior de soluciones, para algo raro y sin parámetros de tratamiento, ni certidumbres de éxito. Comienza a navegar en el barco de la esperanza, buscando en los Estados Unidos y en Europa, consultando aquí y allá, probando distintas terapias convencionales y alternativas. Hasta que en una larga peripecia, entre Holanda y Bélgica, consigue ser introducido en un protocolo de investigación con una nueva droga, no específica para ese tumor hasta ahora, pero que le permitiría mantener la pequeña llama de la esperanza.
Su calidad de vida va cambiando. Sus relaciones con el mundo que le rodea también.
Mantiene un fuerte empeño en luchar, contra todos los pronósticos y pocas esperanzas. Contra las malas artes de médicos, hospitales y secretarias que van minando las frágiles ilusiones de curación, difiriendo resultados, consultas, respuestas, eludiendo hasta el saludo. Y confirmando que en nuestro país, se habían cometido tal vez, errores incorregibles, perdiendo incluso hasta la pieza del tumor, que hubiera permitido más tarde, ya en Europa, realizar estudios histoquímicos para determinar su tipología y entrar o no en un protocolo experimental de tratamiento.
Es una novela; pero es autobiográfica. Aunque estén alterados nombres y descripción de personajes, no deja dudas de las percepciones de un paciente lúcido afectado por esta enfermedad, que sigue desde sus sentimientos y vivencias, las derivaciones kafkianas de la salud en el mundo de hoy. Muy tecnológico, muy avanzado en la investigación, muy deshumanizado, muy lejos de la dimensión de la gente.
Martín se sostiene por su fortaleza espiritual, por el apoyo de su familia, la de allá y la de acá, por las comunicaciones frecuentes con sus seres queridos, y por el gran amor que tiene por su pareja, una compañera ejemplar que lucha a brazo partido con él, y por sus hermosas hijas, dos niñas pequeñas que van creciendo a la sombra de su amor que trata de disimular los dolores que afectarían la infancia feliz que concibe para sus hijas. Las alternativas de esperanza y descrédito, conducen al lector por los pasillos de hospitales, los vuelos hacia una nueva solución, los viajes en tren para conseguir el té cubano o la terapia de la luz, junto con las peripecias de encontrar el tipo de tumor, buscar, frustrarse y desesperar por no encontrar ese "bloque" de parafina donde estaba su pieza, y sufrir nuevas biopsias, cuando la cuenta regresiva de su tiempo aparenta estar agotándose para tomar decisiones.
Vale la lectura de esta novela, por lo que muestra, desde un joven paciente, lúcido y muy de nuestra época, que describe con crudeza los andariveles de las instituciones de salud de hoy y la conducta de sus profesionales. Ayudará a los médicos a comprender mejor a sus pacientes, y a los pacientes a luchar con más esperanza por su curación, sin despreciar las oportunidades que se les ofrecen, y conociendo todas las consecuencias y alternativas que en ese largo y a veces penoso camino, se irán dando, pero que es necesario superar para alcanzar la meta de ganarle la batalla a la muerte. Son pocas las personas que tienen el valor y la clara inteligencia para escribir, desde su dolor, y trasmitir a otros tantas vivencias imprescindibles para contribuir a cambiar un mundo casi perfecto en sus desarrollos técnicos, pero insensible y duro para el psiquismo de los pacientes y sus familias.
La incomprensión de estos polos, y las tensiones que entre ambos se generan, explican gran parte de las dificultades de la salud de nuestro tiempo. Constituyen un desafío para resolver, más allá de hallar nuevas moléculas y tener éxitos para presentar en congresos. Al fin y al cabo, la Medicina de nada serviría, si no se aplicara con amor y conciencia, a esa confianza que el paciente deposita en ella. Ese es el eterno arte, del que a veces muchos olvidan. Y bueno es que lo recordemos todos.

MACEDO, Martín: CORDOMA, novela. Montevideo, 2006, 240 páginas. Edición del autor.

"Reseña publicada en el diario médico del Sindicato Médico del Uruguay" Numero 76, junio 2006"